martes, 1 de septiembre de 2015

Preguntas

 Yo entendí lo que me quiso preguntar Vicky cuando en realidad dijo que no sabía de qué manera había empezado nuestra historia. Obvio que me di cuenta, tampoco soy boludo. Además la conozco hace bastante; más o menos sé cómo piensa. Y no la culpo. En su lugar, a lo mejor, yo pensaría igual. Es natural, supongo.

A lo mejor, si mirás esta foto te das cuenta a que se refería Victoria. De hecho, si no te das cuenta, replanteate tu capacidad deductiva. A ver, ahí va un ayudín: mírame a mí. Tan bruto, tan poco agraciado. Nunca fui capaz de entender cómo funcionaba eso de combinar la ropa. Tengo los ojos tan chiquitos y juntos que cualquier anteojo de sol me queda enorme. Con frecuencia me enojo hasta la muerte por temas de insignificante importancia. Presumo de un Master en arrancar y abandonar gimnasios. En un par, de hecho, está mi foto debajo de un pedido de recompensa. Como la vida no me dio velocidad para captar rápido las indirectas, y me atrasó un par de años la madurez con respecto de mis pares, este texto a lo mejor deberías haberlo leído hace dos años. Con bastante frecuencia la gente confunde lo que escribo con lo que creen que soy y lo que podría llegar a ser. Soy como ese inhallable tío abuelo del amigo de un conocido del que paraba los sábados en el kiosco del barrio que iba para crack pero se rompió la rodilla y no pudo llegar. La eterna promesa que este año la rompe, que ya despega, que en cualquier momento se recibe, que está tapado de proyectos inconclusos.

Y en cambio ella es un combo letal de realidades lindas. Porque cuando sonríe te deja reserva para pasar veinte días en un refugio antibombas. Ella sí promete lo que sabe que puede cumplir: te vende perfección porque la tiene ahí en la palma. A veces la disimula para no sentirte tan adversa, para ser más compañera. Debe ser la persona más bajita de todas las que están a la altura de los mejores deseos. Y encima, todavía, para colmo, está bastante buena.

Por eso me di cuenta enseguida lo que me quiso decir Vicky cuando hizo esa pregunta. Al toque. Dijo lo que dijo, ya lo sé, pero en realidad me miró con los ojos en blanco, a lo mejor evaluando ella misma también cuantas eran las chances ciertas, intentando dar con qué lleva a alguien a terminar de esta manera. Lo digo sin vueltas, lo que quiso preguntar y no lo hizo, tan discreta ella, es mucho más simple. ¿Cómo carajo hiciste? Se le leía en la mirada. Le contesto que la verdad, amiga, yo tampoco tengo idea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias!