jueves, 15 de septiembre de 2011

Capitán de Mil Silencios.

¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.


Pedro Calderón De La Barca


                ¿Sabés que no sueño con vos al dormir? No es bueno soñar con los ángeles de hoy. Sabés que miento siempre que hay buena ocasión. Bueno, sí, ahora es una buena ocasión. Aunque técnicamente no estoy mintiendo. Ni sos un ángel ni esto es un sueño, es sólo una sucesión de pesadillas que me invaden periódicamente cuando cierro los ojos. Al parecer para dejarme no bastaba con sacarte los anillos. Sé que, estés donde estés, con quien estés, durmiendo en Dios sabe que cama, cada tanto pensas en mi. Probablemente seas feliz y en parte me alegro que así sea, se supone que es lo que yo quería. Pero pensas en mi.  Y yo lo sé. Y.. ¿Entendes el quid de la cuestión, el irresoluto problema?

                De todas formas, todo es rebuscado y sería de poco hombre culparte por las burdas representaciones que hace mi inconsciente, todas las noches. Paso noches hablando de vos, este es mi insólito monólogo de hoy. Poco útil sería ir al detalle, bailar prendido fuego arriba del ya ligamentado hueso.

                En todo este tiempo, de ir de acá para allá con mis ánimos, mis costumbres y mi tiempo, cada vez más escaso, me perdí un poco de la edad que aparento tener. Ese mito urbano de que veinte años se tiene sólo una vez juega a veces en mi cabeza, y se repite, un par de toques a la semana. Antes volábamos juntos, ahora con suerte una vez al mes sueño despierto. ¿Será que estar bien es estar así? Estás historias nunca tienen fin... y más, si en este tema hablo de mi.

                Mientras escribo pienso que no sé a quién le escribo. Lo cual es un problema. ¿Tengo que ser agresivo, victima, esperanzado o estafador? Porque a veces también me doy espacio a pensar en cosas para mí. Y descubrí cosas que prefería no estar sintiendo, me ilusioné con cosas de las que no existe el menor indicio. Pero ahí estoy infaltable, prolijo y puntual, aunque algo desaliñeado con su silenciosa belleza. Me gusta y posiblemente, ella nunca lo sepa. Yo nunca se lo diga. Porque mientras, donde quiera que estés, pienses en mi o te encapriches en violar mis sueños, seguiré preso del miedo. Así no me la puedo jugar por nada. Porque tus sueños como el viento vuelven desde tu ciudad para darle a lo que siento algún lugar en tu eternidad.

                A veces desearía pegarle un tiro sólo a mi memoria. Concluyo entonces, es la única manera de ver un futuro esperanzador. Los recuerdos calientan mi interior... y más, si en este tema hablo de vos.