lunes, 14 de febrero de 2011

Charla con mi Abuelo.

Confieso que es muy rara la noche que no sueño con goles espectaculares, hermosos y míos.
Jorge Valdano
-Recién, cuando fui corriendo que te saqué la pelota, me dio una contractura, acá.-
-Uy abuelo, sabés como te va a joder después? No vas a poder ni manejar..-
-Na, qué después? Ahora! Pero quién me saca que acabo de jugar?-
Juan José Timossi. 13/2/2011
Siempre me gustó el fútbol directo. A medida que fui creciendo como persona, en todos los sentidos en que se puede uno desarrollar, paralelamente y sin que pudiese (ni quisiese) pararlo, ha germinado día a día en mi un apetito por este deporte casi insaciable, superior a lo humano. Admito que es tan enfermizo como necesario. Aquello que empezó como inusual pasión para tan corta edad de leer un deportivo se ha convertido hoy en una angustia interminable, una sensación de claustrofobia tan asfixiante que solo se detiene cuando junto a ese mounstro que hay dentro mío con una pelota, solo así lo puedo calmar.
Pero les decía, a mi me gusta el fútbol directo. Para ver, y admirar. Me cuesta a veces llevarlo a cabo mientras lo juego, pero es un concepto en vías de desarrollar. “Toca corto y picá al fondo” le dije a mi hermano. Encaré a mi viejo, eterno número cinco, y tiré a mi hermano un pase entre líneas que mi abuelo no pudo evitar.
Desde que tengo memoria he profesado una devoción por mi papá que no me preocupo ni me interesa ocultar. Siempre fue (y también será) un espejo en el que quisiese reflejarme. Pero esta vez y con el perdón de mi viejo, quiero contarles de mi abuelo.
He escuchado hasta el hartazgo a la gente grande repitiendo, a veces con soberbia, como si fuese nuestra culpa no haber pertenecido a su generación, que antes la vida era mejor. Que a la calle salías y no te robaban, que el fútbol era más lindo, que las canchas se llenaban siempre y la puta madre que lo parió. Y entonces, ya embriagados de recuerdos, te dicen que no digas que Maradona fue el mejor, si no hay videos de Moreno, como vas a decir eso si ni siquiera viste jugar a Bernabé? Entonces, nosotros, los que somos rebeldes porque somos jóvenes, sucumbimos a la inevitable y hasta cruda reacción de dejarlos hablando, enojados por una discusión imposible de comprobar. Pero en esos tiempos, donde la gente habla de jugadores que brillaron en el verde césped, solo pocos años más acá, también jugaba mi abuelo. Y más que ningún otro jugador, es a él a quien quisiera ver jugar. No me confundan ni saquemos conclusiones apresuradas: Mi abuelo, está vivo. Mi abuelo está sano y me cuenta de su fútbol. Mi abuelo, ese que está en la cuenta regresiva de los setenta años, todavía juega y me da que pensar.
La pelota vuelve al juego. Mi hermano no pudo conectar con claridad el pase entre líneas. Papá se lleva las marcas y el abuelo, agitado pero endemoniado, me hace un caño a la carrera que a mis veinte años no pude evitar. La jugada termina en gol. Me quedo con la amarga sensación de que lo mejor de su fútbol no lo pude disfrutar.
Después de esa secuencia, todo lo que quedó del partido para mi fueron emociones. Porque si, yo soy un privilegiado. No sólo porque tengo la suerte de tener a todos mis abuelos. Lo es mi hermano, lo es mi viejo (como si no fuese ya para mi demasiado premio jugar con él). Y no me refiero a vivir en la era ciber. Ni siquiera, esta vez, me refiero a ver a Messi jugar. Porque cuando corrí y le devolví ese caño a mi abuelo, tuve la oportunidad que en la vida tienen muy pocos. Porque cuando mi abuelo hizo una finta y de media vuelta, me dejó parado de nuevo, sonreí y seguí aprendiendo. Y cuando me dijo que nadie le sacaba el partido que acaba de jugar, me llené de orgullo. Porque si hablamos de fútbol, él es mi espejo. Porque si la vida me da la oportunidad de tener sus años, así quiero llegar. Disfrutando este juego hasta que las piernas no me respondan. Porque esto es lo que amo. Y cuando me pregunten mañana si jugué o vi un buen partido de fútbol directo este fin de semana, seguramente les sorprenda no escucharme hablar del Barcelona. Les voy a contestar que corrí con mi viejo, mi hermano y mi abuelo. Un partido que solo unos pocos podemos jugar.
Leo Timossi 13/2/2011

4 comentarios:

  1. Muy bueno , para que nos demos cuenta de aprovechar a nuestros seres queridos si tenemos la suerte de tenerlos , coincido con lo de moreno jaja mi abuelo decia lo mismo :)

    Alejandro T. Numero 2

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  2. Alejandro T. Number two, el hecho de que una persona tan importante para mi como usted haya pasado por mi blog e incluso que lo haya comentado, me llena de orgullo. Es un gusto enorme. Gracias.

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  3. ES muy bueno la experiencia de compartir momentos recordables con personas que consideramos importantes son los momentos que se valoran y no se pierden nunca en nuestra memoria...

    Sancho R. Nº 3

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  4. Querido señor Sancho, como es para mí, Negro: Es un enorme placer verlo pasar por mi blog y más aun, poder disfrutar de su comentario lleno de profunda sensibilidad, algo visto en usted con la misma regularidad que uno ve una mosca haciendo asados. Espero jamás cese en esta actitud tan positiva ni deje de hacer tales comentarios, que solo le aportan afecto y jerarquía a este blog. Lo estimo mucho. Un abrazo enorme.

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Gracias!