miércoles, 8 de febrero de 2012

La lluvia cae

Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.


Eduardo Galeano


La lluvia cae y yo no sé si estoy despierto. Escucho el agua recorrer cerca de mí, pero no tengo claro si lo estoy soñando, o si otra vez estoy desvelado. Hace días que no me encuentro en mis estados, que no controlo palabras, emociones ni realidades. El sueño constante en el que pareciera vivir flotando, el sopor mental, la mueca idiota; sensaciones solo mitigadas por este miedo que me ahoga, que me pincha y me recuerda mi historia, triste adjunto que no puedo olvidar.

La lluvia cae y yo me pregunto cómo hago para no seguir ilusionando estos silencios. El recuerdo, el tuyo, se perpetua en mis momentos, se instala en mi soledad y navega sin barreras por las corrientes más profundas de mi imaginación, llegando tan lejos como me creas capaz. Este sendero que parece no tener fin me tiene firmemente arraigado, contraído. Preso de mis descontroles me resigno, pasará lo que tenga que pasar.

Pero la lluvia sigue cayendo, y entre rayos, truenos y otras yerbas, yo tengo ganas de verte. Y no puedo aferrarme de nuevo a que un inconsciente error me regale la posibilidad. La inocencia está lejos, sepultada en actitudes realmente infantiles, hijas de mi espontaneidad tan madura. El valor se vuelve tan obsceno como preciado. Hoy no lo tengo. Mientras tanto, esta distracción hace mella en mi ansiedad, que no sabe de tiempo ni estrategias.  Los miedos y los rayos me recuerdan que todavía no sé qué trágico final puede tener esta historia . Pero los días pasan. Algo nos sucede.

Y por ahora la lluvia no deja de caer.

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